Hace días que salí de una gripe, de
esas que pegan con tubo, y en ese tiempo que estuve enferma, como
consecuencia de la misma enfermedad, se me imposibilitaba respirar y
saborear los alimentos.
Fué ahí que comprendí la importancia
que tienen los sentidos en nuestras vidas, cuándo no los tienes al
100 y te hacen falta.
Me puse a recordar mi niñéz, cuándo
ibamos de visita a casa de mis abuelos y me volvía loca con los
olores provenientes de la cocina de mi abuelita.
El olor a los frijoles guisándose en
la olla de barro, el olor del sofrito al caer en la sartén, pero
sobre todo, ese aroma fabuloso a café hirviendo con canela, ufff que
delicia en verdad.
Ciertos olores nos hacen evocar
recuerdos, personas, lugares. ¿Como olvidar la loción de la persona
amada?, el olor a pino del campo?, el olor en las sábanas recién lavadas.
Para mi, el sentido del olfato es
mágico, vuela mi mente con solo detectar un olor, también me
prenden los olores o me pueden por el contrario apagar.
Quién no se ha sentido más atado a su
pareja por su olor?, y no solamente a su colonia o perfume, más bien
a su olor propio, a ese que es natural en ella/el... Si, si, esas
tales feromonas que nos enloquecen y hacen que perdamos el control.
Después viene el sentido del gusto, el
que nos permite saborear, distinguir lo dulce, lo salado, lo amargo.
Siempre he pensado que la comida es orgásmica, en el contexto de que
cuándo es algo delicioso y bien elaborado, puede llegar a producir
una sensación maravillosa, de alegría y plenitud.
Disfrutar los alimentos es básico;
sentirlos en la boca, su textura, consistencia, la temperatura.
Aquí también aplica cuándo besas,
pués la boca es la protagonista principal con el sentido del gusto y
nos hace analizar todo lo relacionado con ese beso... ya despúes de
eso, la química cerebral hará su papel, pero esa primera sensación,
y el descubrir el sabor de la otra persona lo juega éste sentido.
El tacto, bueno que no decir de este
sentido, nos hace experimentar y sentir a otro ser humano, la textura
de las cosas, la temperatura, la consistencia de algo. Permite que
los poros de todo el cuerpo sientan, que se ericen los vellos, que
nuestras manos transmitan esa sensación mágica al palpar, al
acariciar.
Nos brinda la oportunidad única de
sentir a otra persona, de reconocerlo por medio de él, de explorar,
de saludar y de abrazar... Marveeloussss! Como bien diría Joan
Rivers.
¿Y quién no se ha enamorado a primera
vista?, quién ha sido lastimado por algo que no debió ver?,
La vista, queridos amig@s
es ese sentido único, y especial que nos permite apreciar todo lo
lindo y a veces no tan lindo de este mundo. No me imagino viajar y no
poder ver, disfrutar del paisaje, de los colores, de ver a las
personas.
Poder haber tenido la oportunidad todo este tiempo de ver crecer a mi
hijo, disfrutar de las buenas películas, de los amaneceres, de la
luna... Bendita sea la vista, en verdad.
Escuchar un buen concierto, ponerte los
audífonos cuándo quieres escapar del mundo o recordar, poder oír
las risas de los niños, la voz de tu amad@, las canciones de tu
madre cuándo eras niñ@, que increíble es oír! Pero
lamentablemente no estamos acostumbrados a escuchar, no lo procesamos y nos entra por un oído y nos sale por otro,
como bien dicen.
Que delicia es escuchar el sonido del
mar, de las olas reventando en la orilla, el canto de los grillos,
las canciones del grupo que te enloquece.
Ya por último, quiero hablar del 6°
sentido, ese que dicen solo poseemos las mujeres, pero que yo en verdad difiero, es simplemente que somos un poco más sensibles que los
hombres y existe la tendencia a estar más persuasivas, más atentas
a las cosas, aunque la verdad la mitad del tiempo nos importa un
pepino lo que nos diga ese sentido y actuamos más por impulso que
por razón.
Así que ya saben, valoren, quieran y cuiden a sus sentidos y por favor disfrútenlos a mil...
Comments
Post a Comment