Había escuchado decir que llega un punto, un momento en el que uno se encuentra consigo mismo, un tiempo cuándo dejan de tener importancia las cosas vanas, las opiniones de los demás, las trivialidades cotidianas.
He llegado a base de duras lecciones y cambios en mi vida a ese punto.
Me encuentro felíz conmigo misma y muy en paz. Núnca me había sentido así.
Cuesta mucho desprendernos de las programaciones adquiridas a lo largo de nuestras vidas, nos aferramos a personas, lugares e historias pasadas que solo nos anclan y no nos dejan estar abiertos al cambio.
Soy la diseñadora de mi destino, y tengo mucho por hacer y por sentir.
Hoy elijo la felicidad y mi bienestar, buscar siempre lo mejor de cada día y disfrutar de esta vida tan linda y llena de sorpresas.
Me niego a vivir sin ilusiones, sin esperanza, alejo de mi a las personas que no son sinceras, me faltan muchísimos lugares y personas por conocer, enamorarme, disfrutar de mi familia, equivocarme y volver a intentarlo...
Siempre buscamos huir del dolor, de las desilusiones, de la tristeza, pero si no pasamos por todo eso, si no aprendemos y dejamos que nos curtan esas experiencias, no disfrutaremos de lo que tenemos.
No queda de otra y esta vida que es tan cortita hay que vivirla y exprimirla como bien dice mi padre " con dos cojones".
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